MEGALOMANÍA Y ARQUITECTURA (I): GERMANIA O  LA CAPITAL IMPERIAL DEL REICH

EL PROYECTO DE IMPERIO DE HITLER

En 1940 el mundo asiste perplejo al avance imparable del ejército alemán por Europa. Tras la caída de Polonia, Austria, Yugoslavia, Checoslovaquia y Grecia por el Este y de Francia por el Oeste, Hitler prepara la invasión de Gran Bretaña y la ocupación de Ucrania, Rusia y los países bálticos, para dar forma a su imperio mundial nazi. Este imperio había de contar con una capital a su altura, comparable a las de grandes civilizaciones como Roma o Egipto y con la que el dictador soñaba desde que habló de ella en Mein kampf y que había bautizado con el nombre de Germania.  

Retrato oficial de Hitler (1938) . Wikimedia Commons

Hitler, artista frustrado – con 18 años no había sido  admitido en la Escuela de Bellas Artes de Viena – se entusiasmó con el arquitecto Albert Speer a quien encargó el diseño del congreso de 1933 del partido nacionalsocialista en Nuremberg y a continuación depositó en él la confianza para proyectar Germania, con el que quería convertir a Berlín en capital del mundo. Para esta labor Speer contaría con la colaboración de 1.000 arquitectos a su servicio.

La construcción del nuevo Berlín o Germania comenzó   con la ejecución del Estadio Olímpico para los Juegos Olímpicos de 1936 y con capacidad para 115.000 espectadores, y el proyecto de un nuevo estadio en Nuremberg con un aforo de  400.000, símbolo del poder nazi que dejaría pequeñas a las grandes estructuras de la antigüedad como el Coliseo o el Circo Máximo.

LA PLANIFICACIÓN DE GERMANIA

Para demostrar al mundo la superioridad nacionalsocialista , Germania fue concebida como una ciudad imponente por sus gigantescas dimensiones, por la calidad de sus materiales -mármoles y granitos traídos de toda Europa- y por su efectismo y escenografía.  Su ejecución comenzó en 1938 e iba a vertebrarse alrededor de un eje norte-sur, a modo de los cardos romanos, conocida como la Prachtallee, rematada al norte por el foro o Grober Platz  y al sur por la Cancillería del Reich. Su trazado atravesaba un monumental Arco de Triunfo a semejanza de los erigidos por el  Imperio Romano. En el diseño del gigantesco Capitolio, que habría de ser el edificio cubierto más grande del mundo, participó con entusiasmo el mismo Hitler mano a mano con  Albert Speer.

Germania. Wikimedia Commons

El diseño de los edificios de Germania recurrió a las columnatas, pórticos y cornisas inspirados en arquitectos clásicos del siglo XIX, especialmente en Karl Friedrich  Schinkel , y se impregnó del valor simbólico de la arquitectura neoclásica a escala enorme de Boullé y su consideración de la forma esférica como cercana a la perfección. Además de evocar la grandeza de épocas pasadas, el estilo neogriego comulgaba con el ideario supremacista que consideraba la raza aria como descendiente de los antiguos griegos.

La finalización de Germania estaba prevista para 1950, pero con el cambio de iniciativa en la guerra el proyecto fue definitivamente abandonado  en 1943.

ALBERT SPEER, EL NAZI ¿BUENO?

En los juicios de Nuremberg (1945-46) Speer, Arquitecto y Ministro de Armamento de Hitler,  fue sorprendentemente el único alto dirigente del Reich que escapó de la pena de muerte: fue condenado a 20 años de cárcel, quizás por ser de los pocos que admitió su corresponsabilidad formal en los crímenes nazis, calificando a Hitler de asesino y entregando sus derechos de autor a asociaciones judías. Años más tarde, Speer diría de sí mismo: » Por una gran construcción, habría vendido mi alma. como Fausto. Y encontré a mi Mephisto».

Hitler y Speer sobre el tablero de dibujo (Wikimedia Commons)

En realidad, Speer había sido responsable de la expulsión de los judíos de sus viviendas y de las listas de deportaciones de la Gestapo para liberar mediante el derribo de inmuebles el espacio suficiente para la ejecución del centro de Germania. También autorizó la ampliación del campo de Auschwitz, dando instrucciones precisas sobre la construcción de las instalaciones de desinfección (las cámaras de gas) y los depósitos de cadáveres con hornos crematorios. Speer también gozó de total autoridad sobre el destino de los trabajadores forzosos, mano de obra esclava para aumentar la producción de armamento durante la guerra.

En una entrevista tras salir de la cárcel en 1976, a la pregunta de «Señor Speer, ¿qué sabía usted?», respondió que Hitler nunca le había dicho lo que estaba pasando con los judíos. Al mentir, facilitó el descargo de conciencia de toda una nación, la alemana – que por acción u omisión había sido responsable de los crímenes del nazismo- ya que si el amigo más cercano de Hitler y uno de los ministros más poderosos de su gobierno no sabía nada ¿cómo iban a saberlo el resto de los alemanes?

  • «Los amnésicos». Geraldine Schwarz. Tusquets Editores, 2019.
  • «Arquitectura y poder. Albert Speer y el juicio de la Historia». Milagros Pérez Varela. UPM, 2015.